sábado, 13 de agosto de 2016

De Volar, Evaporarse y otras Despedidas

Entre tormentas oscuras, claros agradables y memorias de antaño vienen a mi mente la clara remembranza de mi pasado. De lo que no se puede huir y olvidar. De lo que nos tiene atado entre el mundo y el hogar. Al huir, al partir, al desaparecer, al volar, al evaporarse, al marcharse emprendemos un camino con distintas vertientes que nos llevan por todo el mundo pero siempre habrá el sendero que nos lleve devuelta a casa...
a donde nuestro corazón pertenece.

Entre rosas,



















canciones

y libros













que merecen ser películas, entre el placer y el recuerdo. Entre amores platónicos y soledades acumuladas, entre lo que no y lo que si. Entre como vivir y como respirar.
Entre ser humano y ser hombre.

La vida pasa acelerada, a veces tranquila, con la pequeña carga que significa sobrellevarla entre los hombros de quien no sabe hacerlo.

Nuestro origen siempre será nuestro fin.

Siempre tenemos de esas veces que nuestro corazón nos aprieta el pecho, cuando la añoranza del hogar nos aprieta y nos hunde. Cuando se desalinea el corazón y enloquece el alma. De esas veces que creemos que no encajamos entre tanta multitud, cuando perdemos nuestra muchosidad.

El mundo nos transforma, nos regala el pincel y los colores pero nosotros somos los que moldeamos. Cuando huimos, desaparecemos, volamos, nos evaporamos siempre debemos de tener en claro que no regresaremos igual que como nos fuimos.
Como dice Chris Pueyo en su alma que parece libro
Así que nunca volvió igual que se fue. Porque nunca volvemos igual que nos fuimos.



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